Ataviados con elegantes togas, con la cabeza cubierta con capuchas y con antorchas, un grupo de hombres se reúne al lado de un lago en un lugar inmerso en algún bosque del norte de California. Ahí forman un círculo.
Para deshacerse de sus malas experiencias, de sus temores, de sus miedos, el grupo de hombres queman una efigie cubierta por un manto frente a una estatua gigante de un búho de más de 12 metros de altura. Es su celebración más importante llamada “Cremation of Care” (“Quema de las preocupaciones”).
Este es el Club Bohemio, la sociedad que los hombres más poderosos de Estados Unidos conformaron para divertirse y relajarse de sus múltiples presiones durante dos semanas, aunque se cree que es el centro de una conspiración mundial.
No es fácil entrar. Pueden pasar entre quince y veinte años para que llegue la aceptación por parte de los dos mil quinientos socios (aproximadamente) que conforman el Club Bohemio. La cuota de entrada asciende a 25 mil dólares.
Fue en 1872 cuando se creó esta sociedad secreta que tiene controles de seguridad extremos. Fue conformado por periodistas, artistas y músicos, y la regla era no aceptar políticos o empresarios, aunque la necesidad de recursos para financiar sus actividades culturales los obligaron a aceptar a banqueros, hombres de negocios y empresarios.
Entre los nombres más importantes en la historia del Club Bohemio están el del escritor Mark Twain, el multimillonario David Rockefeller o los expresidentes Ronald Reagan, George Bush, su hijo George W. Bush o Dwight. D. Eisenhower.
“Weaving Spiders Come Not Here” (“Las arañas que tejen no vienen aquí”) es el lema del Club Bohemio y sugiere dejar todas las preocupaciones afuera para que no afecten las relaciones amistosas que nacen en el interior de la sociedad aunque, investigaciones de sociólogos como Peter Phillips, profesor de la Universidad de Sonoma, California, arrojan que “las prácticas van más allá de una simple reunión entre amigos”.
Otros, como el periodista Alexéi Kupriyánov, reveló en un artículo que “en estas reuniones anuales se discuten los problemas políticos y económicos del mundo. De hecho, se cree que es ahí donde fue tomada la decisión del Proyecto Manhattan, que condujo a la creación de la bomba atómica”, describió Kupriyánov.
Todo se encuentra en el Club Bohemio: desde amistades entre premios Nobel, hasta políticos que buscan candidatearse para algún puesto importante. Beben en los árboles, realizan rituales satánicos, todo atestiguado por algunos periodistas que han burlado los extremos controles de seguridad. Esto, claro está, no deja tranquila a la ciudadanía que a través de grupos activistas han protestado por la existencia de esta “inocente” sociedad.
La activista californiana Mary Moore es una de sus principales detractoras. “En 1981, repasando la lista de socios e invitados, nos dimos cuenta de que los principales miembros de la industria militar estaban allí. Ese año fue en el que el secretario de Defensa del presidente Ronald Reagan, Caspar Weinberger, dio la charla titulada ‘Rearmando a EE.UU.’ Poco después el gobierno de Reagan lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica que inició una carrera armamentística”, declaró Moore a la BBC.
Además, como no se permite la entrada de mujeres, muchos de los hombres se disfrazan para realizar espectáculos en las dos semanas que dura esta reunión realizada en julio de cada año. Los únicos que no pagan cuota para estar en el club son los músicos que amenizan las reuniones de estos hombres poderosos.
Teorías de conspiración lo rodean a pesar de no haberse comprobado aún nada. El Club Bohemio sigue de pie y causa polémica disfrazado de fiesta y camaradería intelectual y política.
Por Laura Corona-Almaraz