El sol es uno de los recursos naturales más importantes para el ser humano, no sólo porque reduce nuestro recibo de luz durante el día, sino porque muchas de las cosas que consumimos son posibles gracias a su luz. Sin embargo, también puede convertirse en nuestro peor enemigo al permanecer bajo sus rayos.
Es así como tostarnos bajo su calidez en combinación con un tratamiento médico con analgésicos no es una buena idea, debido a que algunos medicamentos -en especial el ibuprofeno y naproxeno, comunes en nuestra farmacia casera, además de los antidepresivos-, suelen aumentar nuestra sensibilidad a los rayos solares y generan en nuestra piel horribles ampollas e incluso quemaduras graves.
No te espantes, pero tampoco te relajes, ya que las quemaduras y reacciones son diferentes según el medicamento que tomes, el grado de exposición solar y hasta tu tipo de metabolismo. Pueden ser instantáneas, llegar por sorpresa o aparecer hasta tres días después de haberte expuesto al sol. Sí, justo regresando de la amada playa.
Por todo esto es importante que quien nos recete los medicamentos, antes nos indique si es prudente exponernos a la luz solar o quedarnos en casita; si el médico no lo hace debemos revisar la etiqueta del medicamento o en caso de no estar en ella, no hay mejor opción que buscarlo por internet.
Todo junto a las demás recomendaciones básicas contra los rayos solares, como gafas oscuras, gorra o sombrero y usar protector solar mínimo de 15 FPS. Porque medicados o no, el sol puede dañar nuestra piel.
Si se te fue la onda, no atendiste ninguno de los consejos anteriores y ya te quemaste, es importante dejar de tomar el medicamento, excepto en el caso de los antidepresivos, ahí no se debe suspender el tratamiento y lo mejor sería no exponerte a la luz solar.
Otra recomendación que ayuda mucho cuando ya tienes la herida es cubrir la quemadura con paños humedecidos en agua fría, así como aplicar pomadas para aliviar el dolor y la comezón. Cuando se trate de una quemadura grave, acude de inmediato al médico.
